La Naturaleza nos ha dotado de maravillosos mecanismos de defensa, ya sea de acción espontánea o elaborando estrategias de acción. Así es como ante la presencia de un león, nuestra mente, rápidamente reacciona evaluando la situación, por ejemplo, si tenemos elementos, lo podemos enfrentar, de lo contrario debemos huir; Para poder hacerlo, nuestro Sistema Nervioso, principalmente algunos núcleos localizados en la base del cerebro, descarga una catarata de neurotransmisores (químicos que transmiten información), y hormonas que actúan en todo el Sistema Glandular, de tal modo que en fracción de segundos, todas las células de nuestro cuerpo “saben” del peligro y se disponen a actuar, los sentidos se agudizan, el corazón late más veces, aumenta la frecuencia respiratoria para llevar sangre oxigenada a los órganos donde más se necesite, el hígado saca glucosa de sus depósitos para enviarlos a los músculos, corazón, cerebro etc.; A su vez otros sistemas disminuyen al máximo su actividad, tal es el caso del Aparato Digestivo, el Sistema Inmune, y el Aparato Reproductor.
En realidad, uno no anda ni enfrentando ni huyendo de leones muy a menudo, pero aunque parezca mentira, el león sabe disfrazarse de cosas cotidianas, que también nos mortifican y a veces paralizan, como por ejemplo, nuestro jefe, cónyuge, hijos, padres, el dinero que no alcanza, proyectos fracasados, enfermedades propias o de seres queridos ….
Cuando la situación en poco tiempo cede, nuestro cuerpo se encarga de eliminar las toxinas producidas, pero cuando el agente estresante no cede, se supera los mecanismos naturales de desintoxicación, acumulándose residuos por un lado, por otro el pobre Sistema Inmune claudica dando lugar a cualquier tipo de enfermedad infecciosa o degenerativa, desde lo más simple hasta las mortales.
Hay estrategias simples para disminuir el estrés, por ejemplo la ingesta de carnes, lo muy salado, lo dulce, café, mate, té común, tabaco, los juegos competitivos, pasar más de 4 hs. sin comer, no respetar el descanso, lo refinado (azúcares o harinas refinadas), el no tener proyectos en la vida favorecen el estrés, la ingesta de verduras y frutas, la actividad física moderada, los ejercicios de relajación, respetar el descanso, ayudan a equilibrarnos.
Dra. Rosa Giunchi (médica de orientación antroposófica)